Del
coloquio y su periferia
Alrededor
del Primer Coloquio Internacional de Arte Contemporáneo “De la periferia al
centro” surgieron diferentes ideas y discusiones, la mayoría relevantes y
constructivas. Discusiones que sin duda han despertado reflexión. Sería
interesante observar el movimiento o el flujo de esa reflexión.
Las
preguntas generadas en cada una de las actividades apuntan hacia lugares
diferentes y el flujo de pensamiento desencadenado por el coloquio comenzó a
tomar un carácter excéntrico y divergente.
La
reflexión desprendida de cada una de las mesas, charlas y exposiciones, partió
de un centro bien delimitado, el tema del coloquio (“De la periferia al
centro”), y se dirigió hacia la periferia, a la pluralidad de
discusiones y temas abordados. Uno, como asistente a los eventos, podría
haber elegido tomar una sola de las directrices y de ahí partir en su propia
búsqueda, encontrando que cada uno de los problemas tiene todavía mucha tela
que cortar. O bien, alguien con un pensamiento que tienda más hacia lo holístico
intentará ver el coloquio partiendo de la totalidad y después tratará de unir
los puntos, buscando encontrar aquella sinfonía que intuye escondida o velada
por la divergencia y la pluralidad, tarea que también podría resultar de
provecho.
Si
buscáramos recapitular algunos de los conceptos que se tocaron, encontraríamos
que se habló, en gran medida, de las ideas de identidad, sentido de
pertenencia, unión, relatividad, individualidad, género, globalidad y
hegemonía. Se abordó el tema “De la
periferia al centro” desde la perspectiva del creador, del docente, del
estudiante, del teórico, del céntrico, del periférico, del céntrico-periférico
y del periférico-céntrico. Se ha hablado mucho, de eso no cabe duda. Pero, ¿se
ha pensado? y, si se ha pensado, ¿qué se va a hacer con todos esos
pensamientos?
Durante el
coloquio, uno de los puntos recurrentes fue la reflexión en torno a los
conceptos de colaboración y colectividad, tan ad hoc a nuestros tiempos
y a nuestro entorno. Se habló de esa característica que tiene el arte
contemporáneo, aquella de buscar siempre la inter-disciplina, de colaborar o
tratar de romper las fronteras que lo separan de la ciencia, la tecnología, y
las humanidades. Hoy en día el trabajo del artista se mezcla con el del
antropólogo y el del sociólogo, juega con el del científico y el del ingeniero,
se vale del trabajo del publicista y del mercadólogo, y lo cuestiona todo
apoyándose del trabajo del filósofo. Y así, se pretende crear una especie de
amalgama generadora a partir del arte contemporáneo (una pregunta que todo
artista contemporáneo debería hacerse es ¿qué se quiere generar?, no pensando
en el objeto que va a crear, o la idea sobre la que se va a trabajar, sino en
el cambio que se va a dar a partir de la obra).
Durante el
foro académico se resaltó la necesidad de que los creadores contemporáneos
locales se valgan de los recursos de otros campos del conocimiento, lo cual
parece ya imperante. Hay artistas veracruzanos, o radicados en Veracruz, cuyo
trabajo ya colabora con otras áreas o que se vale de los recursos de otras
disciplinas para llevar su mensaje. El éxito de la transmisión de su mensaje, o
la calidad del mensaje transmitido, eso será juzgado por el tiempo. Si estos
artistas locales están partiendo de una premisa propia y genuina, quizá podemos
decir, según lo analizado durante el coloquio, que se va por buen camino. Pero quizá
también habría que preguntar si aquello generado aporta algo a esa sociedad de
la que surge, tanto en el contexto local como en el global.
Entonces,
dentro de las conclusiones a las que se llegó a partir de las actividades del
coloquio, resaltaría la necesidad de que aquello generado en la periferia deje
de buscar inscribirse o ceñirse a un discurso hegemónico, partiendo de
intereses y premisas propias. Con la posibilidad de tomar del discurso céntrico
aquello que le pueda calzar y desechando del mismo aquello que le sobre. Y si
resulta que, al final, aquello producido desde la periferia es discrepante o
afín al discurso hegemónico, da igual, lo importante es que, durante el
proceso, no se haya pretendido copiar los patrones impuestos o ceñirse
irreflexivamente a los cánones establecidos. Desde cualquier periferia puede
surgir un discurso auténtico que con el tiempo llegue incluso a representar una
alternativa a aquello que hoy denominamos el discurso céntrico del arte.
Que ya no
sea solo la periferia la que toma o copia del centro, después de todo es de la
periferia de donde surge la crítica y el sentido, sino que ahora sea el
centro quien tome o copie de la periferia. Retomando una de las figuras que
planteó uno de los expositores: para generar un discurso propio o escribir nuestra
propia historia tendríamos, primero, que “agarrar nosotros el micrófono”.
Yo lo veo así, si el reflector no apunta hacia acá hay que construir nuestro
propio sistema de luces.
Ahora bien,
si intentáramos aplicar o aterrizar a términos prácticos y al contexto local lo
hablado respecto a la necesidad de trabajar en red y pensando en la
colectividad, veríamos que eso implica, por ejemplo, que las dependencias
encargadas de generar y difundir el conocimiento y la cultura, en Veracruz, trabajaran
en esquemas colaborativos abiertos, para lo cual habría que sortear o disolver
los eternamente velados conflictos entre dependencias. En algunos casos no
existe una barrera que obstaculice la colaboración entre dependencias, el
coloquio es un ejemplo de ello, pero quizá todavía falta mucho camino que andar
en ese terreno.
Implicaría
también que cada alumno de artes -para aterrizarlo a mi entorno más cercano-
buscara, en sus ideas y proyectos, colaborar con alumnos de otras carreras y de
otras facultades, esto último en cierta medida ya se hace, sobretodo en el
plano de la acción social, y es curioso, porque la acción social, junto con la
inter-disciplina, son de los recursos y características primordiales del
discurso del arte contemporáneo hegemónico, y no por eso dejan de ser algo
necesario y valioso de los tiempos que vivimos. Pero el alumno debería también
buscar vincular ese pensamiento colaborativo a su producción e investigación
personal y al desarrollo de su carrera profesional, tanto dentro de la institución,
como fuera de ella. Y esto podría aplicarse de igual modo al trabajo de
cualquiera de los actores de la cultura en Veracruz.
En
conclusión, el Primer Coloquio Internacional de Arte Contemporáneo “De la
periferia al centro”, abrió la puerta a la reflexión. Nos quedó claro que, si
se continúa promoviendo la colaboración entre los creadores, el trabajo en
conjunto con otras áreas y la búsqueda de propuestas que partan de premisas
propias y genuinas, quizá sí se pueda generar un discurso contemporáneo desde
donde estamos -sea nuestro lugar céntrico o periférico, es relativo-, un
discurso auténtico, sólido y competitivo, y un entorno en el que los artistas
puedan, no solo enriquecer su propio trabajo valiéndose de colaboraciones, sino
también aportar sus conocimientos y creatividad para generar soluciones a los
problemas de los otros campos y disciplinas, soluciones aplicables a la
realidad de nuestra región; como ya hacen hoy algunos.
Pero para
pensar en la colectividad y en la colaboración verdadera también tendríamos que
dejar atrás protagonismos (cosa difícil entre la comunidad artística), respetar
diferencias, pero buscar sobretodo trabajar para un fin común. Tendríamos que
dirigir la divergencia de nuestros pensamientos, para enfocarlos y hacerlos converger
en un centro. En resumidas cuentas, tendríamos que ir de la periferia, al
centro.
Carmen
María Espinosa Mendoza
Xalapa, a
07 de Septiembre de 2012
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